martes, 30 de julio de 2013

Yo una vez lloré que "sí, por favor".

Yo una vez lloré. "Entonces tendré que estar detrás de ti en los estudios y de la mesa no te levantarás hasta que la tarea echa esté", amenazó. Una vez lloré que "sí, por favor".
 La maestra de mis dos hermanos se enteró, que los cuidaba lamentó. 
Ella gritó y se enfadó. "Mentira. Ésa no es la razón por la cual no entrega tareas. Nunca has sido responsable y tal vez nunca lo seas" y su reflexión llenó el aire de decepción. 
Yo una vez lloré que "sí, por favor", las lágrimas sabían a sal de éxito. 
La mentira, la credibilidad con la que mi palabras salieron... Si no fuera responsable - pensaba yo - no hubiera sido capaz de planearlo todo también.
Yo una vez lloré que "sí, por favor", pero la mentira y consecuencia jamás pasó de palabras. Después ya no lloré y la atención de ella jamás obtuve, con un "de mí constará que estudiarás" ella se creyó e irresponsable me quedé yo.

martes, 2 de julio de 2013

La noche.


Anoche me encontré una bellota verde llena de meados recuerdos de aquella tarde en la que tuvimos que interrumpir el coito entre el estilista de aquella estética con su reflejo en el espejo porque mi vejiga estaba por explotar así como mis ganas de darte otro beso. Aquella verde bellota que vio renacer el amor entre saliva y mal aliento. La encontré en el rincón de tus recuerdos en revolución con mis sentimientos, la vi en la noche de la soledad que llega cada mes como las hormonas pasajeras del ayer, del ayer pues no me han visitado aún; y yo, con el miedo de estar siendo el medio de transporte y comida del sudor de aquella soleada tarde de gritos, intento no sumergirme en el vacío existencial que hay entre mi barranco de depresión y tus besos alegres llenos de novelas perfectas y obsesivas. Aquella noche no permití que mi viejo amigo de las fantasías me llevase con él, en cambio, me quedé viendo el estrellado negro cielo de mi blanco techo con textura como de disco de Joy Division hasta que empecé a ver señoritas de la noche ante mis ojos con sus coloridos vestidos danzando en aquél cielo que sólo los poetas con insomnio logran ver, aquellas criaturas que inofensivamente danzaban para mí seduciéndome de pronto se me quedaron viendo, ya no bailaban entre alcohol y drogas, me penetraron el iris con culpas del pasado, con recuerdos y demás armas letales, entre ellas, la más peligrosa: la del futuro. Aquella noche sólo logré taladrar mi cerebro con esquizofrénicas ideas, hasta que logré ver con claridad el globo azul de mi cabeza porque logré reventarle con la aguja del tiempo. Se esfumó aquél inútil globo y me dejé abrumar entre las sombras de tu amor, sólo vi el interior de mis párpados, sentí el olor de mis sudorosas sábanas y me dejé abrumar. Me dejé llevar. El viejo amigo que visita a mis hermanos y de vez en cuando a mí jamás llegó de nuevo, al parecer mi previo rechazo le hizo bolas el papel de la paciencia, como una tarea en una tarde de Enero. Antes de que me pudiese dar cuenta, el sol ya estaba tocándome lentamente las desnudas y lechosas piernas entre las rejillas de mi imaginación… Había amanecido y tu recuerdo se fue con la verde bellota del ayer.