La maestra de mis dos hermanos se enteró, que los cuidaba lamentó.
Ella gritó y se enfadó. "Mentira. Ésa no es la razón por la cual no entrega tareas. Nunca has sido responsable y tal vez nunca lo seas" y su reflexión llenó el aire de decepción.
Yo una vez lloré que "sí, por favor", las lágrimas sabían a sal de éxito.
La mentira, la credibilidad con la que mi palabras salieron... Si no fuera responsable - pensaba yo - no hubiera sido capaz de planearlo todo también.
Yo una vez lloré que "sí, por favor", pero la mentira y consecuencia jamás pasó de palabras. Después ya no lloré y la atención de ella jamás obtuve, con un "de mí constará que estudiarás" ella se creyó e irresponsable me quedé yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario